Espíritu - Ego (2/6)

La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera división que se introdujo en la mente después de la (creencia en la) separación, convirtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. La conciencia ha sido correctamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. Todo lo demás es cuestionable.

T3.IV.2 

El ego es el aspecto inquisitivo del ser (ser-falso) que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad-Uno está exenta de confusión. Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.

No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. El término “mentalida recta” se debe entender como aquello que corrige la “mentalidad errada”, y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percepción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.

La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. La mente es muy activa. Cuando elige estar separada, elige percibir. Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambiguamente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es mediante una percepción clara. La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conocimiento. Esto la pone al servicio del Espíritu, donde la percepción cambia. La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inventar sus propios niveles. Pero no puede separarse completamente del Espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. Aun en la creación falsa la mente está afirmando su origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al Espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.

La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpretación que el conocimiento no requiere. La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provocado. El Espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. Esto hizo que el Espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. A partir de ahí, se percibió al Espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. Lo que tú percibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.


T3.IV.3-6



Espíritu - Ego (4/6)

Sólo tú puedes limitar tu poder creativo, aunque la voluntad de Dios es liberarlo. No es Su voluntad que te prives a ti mismo de tus creaciones, de la misma manera en que tampoco es Su voluntad privarse a Sí Mismo de las Suyas. ¡No prives a la Filiación de tus regalos o te privarás a ti mismo de Dios! El Egoísmo es cosa del ego, pero la plenitud del Ser pertenece al ámbito del Espíritu porque así es como Dios lo creó. El Espíritu Santo mora en la parte de la mente que yace entre el ego y el Espíritu, mediando siempre entre ellos en favor del Espíritu. Para el ego eso es ser parcial, y reacciona como si algo estuviese contra él. Para el Espíritu eso es la verdad porque el Espíritu conoce su propia llenura y no puede concebir que haya alguna parte de la que él esté excluido.
T7.IX.1 

El Espíritu sabe que la conciencia de todos sus hermanos está incluida en su propia conciencia, tal como está incluida en Dios. El poder de toda la Filiación y de su creador es, por lo tanto, la propia llenura del Espíritu, que hace que sus creaciones sean igualmente plenas e igualmente perfectas. El ego no puede prevalecer contra una totalidad que incluye a Dios, y toda totalidad tiene que incluir a Dios. Dios le da todo Su poder a todo lo que Él creó porque ello forma parte de Él y comparte Su Ser con Él. Crear es lo opuesto a perder, tal como la bendición es lo opuesto al sacrificio. El Ser tiene que ser extendido. Así es como conserva el conocimiento de sí mismo. El Espíritu anhela compartir su Ser tal como su creador lo compartió. Puesto que el Espíritu fue creado como resultado de un acto de compartir, su voluntad es crear. No desea limitar a Dios, sino que su voluntad es extender Su Ser.

Extender el Ser de Dios es la única función del Espíritu. Su llenura no puede ser contenida, de la misma manera en que la llenura de su creador no se puede contener. La llenura es extensión. El sistema de pensamiento del ego obstaculiza la extensión, y así, obstaculiza tu única función. Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu gozo, y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho: A menos que crees, estarás insatisfecho, pero Dios no conoce la insatisfacción, por lo tanto, no puedes por menos que crear. Puede que no conozcas tus propias creaciones, pero eso no puede afectar su realidad, de la misma forma en que ser inconsciente de tu Espíritu no afecta en modo alguno su ser.

El Reino se extiende para siempre porque está en la mente de Dios. No conoces tu propio gozo porque no conoces la plenitud de tu propio Ser. Excluye cualquier parte del Reino y no podrás gozar de plenitud. Una mente dividida no puede percibir su llenura, y necesita que el milagro de su plenitud alboree en ella y la cure. Esto vuelve a despertar la plenitud en dicha mente; y al aceptar dicha plenitud se reincorpora al Reino. Cuando aprecias por completo la llenura de Ser de tu mente, el Egoísmo se vuelve imposible y la extensión inevitable. Por eso es por lo que el Reino goza de perfecta paz. El Espíritu está cumpliendo su función, y sólo el pleno cumplimiento produce paz.

T7.IX.2-4 









Espíritu - Ego (3/6)

Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de pensamiento intactos, y aprender significa cambiar. Los que creen estar separados siempre temen cambiar porque no pueden concebir que los cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. Siempre los perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio.  
T4.I.2

Crees que si no permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. Esta marcada confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. Nada puede llegar al Espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el Espíritu. El Espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el conflicto interno de éste. El ego en sí es una contradicción. Tu falso ser y el Ser de Dios están en oposición. Y lo están con respecto a sus orígenes, rumbos y desenlaces. Son fundamentalmente irreconciliables porque el Espíritu no puede percibir y el ego no puede gozar de conocimiento. No están, por lo tanto, en comunicación, ni jamás lo podrán estar. El ego, sin embargo, puede aprender, aún cuando su hacedor esté desencaminado. Este, no obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime.

El Espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del Espíritu. Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto que no comparte mi caridad. La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo enseñártela. Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñarte cómo surgió su sistema de pensamiento. Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo.

T4.I.3 


Espíritu - Ego (1/6)

Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. El Espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero la mente puede elegir a quién desea servir. 

El único límite en su elección es que no puede servir a dos amos. La mente, si así lo elige, puede convertirse en el medio a través del cual el Espíritu crea en conformidad con su propia creación. De no elegir eso libremente, retiene su potencial creativo, pero se somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. Como resultado de ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. Cambiar de mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera Autoridad.
T1.V.5