Proyección

T-27.VII.1. Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. En esto puede verse claramente la versión descabellada que el mundo tiene de la salvación. Al igual que en un sueño de castigo en el que el soñador no es consciente de lo que provocó el ataque contra él, éste se ve a sí mismo atacado injustamente, y por algo que no es él. Él es la víctima de ese "algo", una cosa externa a él, por la que no tiene por qué sentirse responsable en absoluto. Él debe ser inocente porque no sabe lo que hace, sino sólo lo que le hacen a él. Su ataque contra sí mismo, no obstante, aún es evidente, pues es él quien sufre. Y no puede escapar porque ve la causa de su sufrimiento fuera de sí mismo.

T-27.VII.2. Ahora se te está mostrando que sí puedes escapar. Lo único que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido. ¿Qué otra manera podría haber de resolver un problema que en realidad es muy simple, pero que se ha envuelto en densas nubes de complicación, concebidas para que el problema siguiera sin resolverse? Sin las nubes, el problema se vería en toda su elemental simplicidad. La elección, entonces, no sería difícil porque una vez que el problema se ve claramente, resulta obvio que es absurdo. Nadie tiene dificultad alguna en dejar que un problema sencillo sea resuelto si ve que le está haciendo daño y que se puede resolver fácilmente.

T-27.VII.3. El "razonamiento" que da lugar al mundo, sobre el que descansa y mediante el cual se mantiene vigente, es simplemente éste: "Tú eres la causa de lo que yo hago. Tu sola presencia justifica mi ira, y existes y piensas aparte de mí. Yo debo ser el inocente, ya que eres tú el que ataca. Y lo que me hace sufrir son tus ataques". Todo el que examina este "razonamiento" exactamente como es se da cuenta de que es incongruente y de que no tiene sentido. Sin embargo, da la impresión de ser razonable, ya que ciertamente parece como si el mundo te estuviese hiriendo. Y así, no parece necesario buscar la causa más allá de lo obvio.

T-27.VII.4. Pero ciertamente hay necesidad de ello. La necesidad de liberar al mundo  (la creencia en la separación en la mente) de la condenación en la que se halla inmerso es algo que todos los que habitan en él comparten. Sin embargo, no reconocen esta necesidad común. Pues cada uno piensa que si desempeña su papel, la condenación del mundo recaerá sobre él. Y esto es lo que percibe debe ser su papel en la liberación del mundo. La venganza tiene que tener un blanco. De lo contrario, el cuchillo del vengador se encontraría en sus propias manos, apuntando hacia sí mismo. Pues para poder ser la víctima de un ataque que él no eligió, tiene que ver el arma en las manos de otro. Y así, sufre por razón de las heridas que le infligió un cuchillo que él no estaba empuñando.

T-27.VII.5. Ése es el propósito del mundo que él ve. Y desde este punto de vista, el mundo provee los medios por los que dicho propósito parece alcanzarse. Los medios dan testimonio del propósito, pero no son de por sí la causa. Ni la causa puede cambiar porque se la vea separada de sus efectos. La causa produce los efectos, los cuales dan luego testimonio de ella, no de sí mismos. Mira, pues, más allá de los efectos. No es en ellos donde radica la causa del sufrimiento y del pecado. No centres tu atención en el sufrimiento ni en el pecado, ya que no son sino reflejos de lo que los causa.

T-27.VII.6. El papel que juegas en el proceso de salvar al mundo de la condenación es la manera en que te escapas tú. Recuerda que el testigo del mundo del mal sólo puede hablar en favor de aquello que vio la necesidad del mal en el mundo. Y ahí es donde contemplaste tu culpabilidad por primera vez. El primer ataque contra ti mismo tuvo lugar cuando te separaste de tu hermano. Y de esto es de lo que el mundo da testimonio. No busques otra causa, ni recurras a las poderosas legiones de sus testigos para deshacerla. Ellos apoyan la fidelidad que la separación te exige. Y a lo que oculta la verdad no es adonde debes dirigirte a fin de encontrar la verdad.

T-27.VII.7. Los testigos del pecado ocupan un reducido espacio. Y es ahí donde encuentras la causa de la perspectiva que tienes acerca del mundo. Hubo un tiempo en que no eras consciente de cuál era la causa de todo lo que el mundo parecía hacerte sin tú haberlo pedido o provocado. De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas. Ni tampoco eran el dolor y el sufrimiento algo que tú mismo hubieses pedido en modo alguno. Así es como surgieron todas las ilusiones. El que las teje no se da cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales.

T-27.VII.8. Nadie puede despertar de un sueño que el mundo esté soñando por él. Pues en ese caso él se ha convertido en parte del sueño de otro. No puede elegir despertarse de un sueño que él no urdió. Es la víctima impotente de un sueño concebido y preciado por otra mente, la cual no se preocupa por él en absoluto, y es tan indiferente a su paz y a su felicidad como lo es el tiempo o la hora del día. No lo ama, sino que caprichosamente lo obliga a desempeñar cualquier papel que satisfaga su sueño. Es tan poca su valía que él no es más que una sombra danzante, que sube y baja al compás de un guión disparatado concebido dentro del fútil sueño del mundo.

T-27.VII.9. Ésta es la única imagen que puedes ver, la única opción que tienes ante ti, la otra posible causa, si es que tú no eres el soñador de tus propios sueños. Y esto es lo que eliges cuando niegas que la causa del sufrimiento esté en tu mente. Alégrate de que lo esté, pues de esta manera tú eres el único que puede determinar tu destino en el tiempo. Las únicas alternativas que tienes ante ti son o bien una muerte durmiente y sueños de maldad por una parte, o bien un feliz despertar y la alegría de la vida por otra.

T-27.VII.10. ¿Qué otras alternativas tienes ante ti, sino la vida o la muerte, despertar o dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu realidad? Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó. No obstante, una cosa jamás puede ser su propio opuesto. Y la muerte es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto a la vida. Y la vida es paz. Despierta y olvida todos los pensamientos de muerte, y te darás cuenta de que ya gozas de la paz de Dios. Sin embargo, si es cierto que realmente puedes elegir, tienes entonces que ver las causas de las cosas entre las que eliges exactamente como son y dónde se encuentran.

T-27.VII.11. ¿Qué elección puede hacerse entre dos estados, cuando sólo se reconoce claramente uno de ellos? ¿Quién es libre de elegir entre dos efectos, si cree que sólo puede escoger uno de ellos? Una elección honesta nunca podría percibirse como una en la que la elección es entre un insignificante tú y un mundo enorme, cuyos sueños acerca de tu verdad son diferentes. La brecha (el cuerpo) que separa a la realidad de los sueños no se encuentra entre lo que el mundo sueña y lo que tú sueñas en secreto. Pues en ambos casos se trata del mismo sueño. El sueño del mundo no es sino una parte de tu propio sueño de la que te desprendiste y luego viste como si fuese el principio y el final del tuyo. No obstante, lo que dio comienzo al sueño del mundo fue tu propio sueño secreto, lo cual no percibes, si bien es lo que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas. ¿Cómo podrías dudar de ello si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es real?

T-27.VII.12. Sueñas que tu hermano está separado de ti, que es un viejo enemigo, un asesino que te acecha en la noche y planea tu muerte, deseando además que sea lenta y atroz. Mas bajo este sueño yace otro, en el que tú te vuelves el asesino, el enemigo secreto, el sepultador y destructor de tu hermano así como del mundo. He aquí la causa del sufrimiento, la brecha entre tus míseros sueños y tu realidad. La pequeña grieta que ni siquiera ves, la cuna de las ilusiones y del miedo, el momento de terror y de un odio ancestral, el instante del desastre, están todos aquí. He aquí la causa de la irrealidad. Mas es aquí donde se des-hará.

Sufrimiento (dolor ilusion del ego)


T4.VI.3 Todavía tienes muy poca confianza en mí (Jesús), pero ésta aumentará a medida que recurras más y más a mí - en vez de a tu ego - en busca de consejo. Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la única elección cuerda que puedes hacer. Nadie que aprenda por experiencia propia que cierta elección le brinda paz y alegría, mientras que otra le precipita al caos y al desastre tiene más necesidad de persuasión. Es más eficaz aprender a base de recompensas que a base de dolor porque el dolor es una ilusión del ego y no puede producir más que un efecto temporal. 

Las recompensas de Dios, en cambio, se reconocen inmediatamente como eternas. 

Puesto que este reconocimiento lo haces tú y no el ego, el reconocimiento mismo establece que tú y el ego no podéis ser lo mismo. Tal vez creas que ya has aceptado esto, pero aún no estás convencido de ello en absoluto. Prueba de ello es el hecho de que crees que debes escaparte del ego. Sin embargo, no puedes escaparte de él humillándolo; controlándolo o castigándolo.

T4.VI.4 El ego y el Espíritu no se conocen. Sólo mediante la disociación puede la mente separada mantener vigente la separación. Una vez que ha hecho esto, niega todos los impulsos verdaderamente naturales, no porque el ego sea una cosa separada, sino porque quieres creer que tú lo eres. El ego es un mecanismo para seguir albergando esta creencia, pero sigue siendo únicamente tu decisión de usar tal mecanismo lo que lo perpetúa.

Instrucción de Meditación

Instrucción de meditación por el maestro Alan Wallace

Cómo meditar
El texto mostrado a continuación proviene del primer capítulo de Felicidad Genuina de Alan Wallace, y es una muy buena introducción a la meditación básica de la recolección de la respiración.

Relajación
Existen dos posturas que recomendaría para esta práctica: sentado o recostado. Generalmente, la postura óptima y la más recomendada es sentarse en un cojín con las piernas entrecruzadas. Si esto es demasiado incómodo, se puede usar una silla, con ambos pies descansando en el piso. Pero otra postura menos común es recostarse sobre la espalda, con los brazos estirados a los lados, las palmas hacia arriba, y la cabeza descansando sobre una almohada. Esta postura es especialmente útil si se tienen problemas de espalda o si nos encontramos cansados o enfermos.

Cualquiera que sea la postura que adoptes, deja que tu cuerpo descanse cómodamente, con la columna derecha pero no rígida. Relaja tus hombros, con los brazos libremente colgando a los lados. Deja que la gravedad tome el control. Ahora trae tu conciencia a tu cara. Lo mejor es que los ojos estén encapuchados por los párpados, pero sin estar completamente cerrados. Relaja los músculos de la cara, específicamente la quijada, las sienes, y la frente. Suaviza tus ojos. Deja que tu cara esté tan relajada como la de un bebé durmiendo. Entonces completa este proceso inicial de relajación tomando tres respiraciones lentas, profundas y gentiles a través de la nariz. Mientras inhalas, respira suavemente y profundamente hasta el abdomen. Como si llenaras una vasija con agua, siente cómo tu abdomen lentamente se llena y se expande, después respira hacia tu diafragma, y finalmente hacia el pecho. Después libera la respiración completamente, sin forzarla hacia afuera. Haz esto tres veces, manteniendo la conciencia en el cuerpo, especialmente notando las sensaciones de la inhalación y la exhalación. Siguiendo estas respiraciones profundas, regresa a la respiración normal y sin regulación. Permite que esta calidad de relajación corporal sea una expresión exterior de tu mente: deja que tu conciencia esté en calma, liberando todas tus preocupaciones; simplemente mantente presente en el aquí y el ahora.

Conforme inhalas y exhalas, dirige tu atención a las sensaciones táctiles del paso del aliento a las aperturas de las fosas nasales o sobre el labio superior. Toma un momento para localizar la sensación. Descansa tu atención en el lugar preciso en que sientas al aliento entrar y salir. De vez en vez, revisa que sigas respirando hasta el abdomen. Esto sucederá naturalmente si tu cuerpo está asentado, con la espalda derecha y tu vientre relajado y suave.

Quietud
A lo largo de cada sesión de meditación, deja que tu cuerpo esté tan quieto como sea posible, con un mínimo de agitación; mantente inmóvil como una montaña. Esto ayuda a traer la misma cualidad a la mente: una de quietud, donde tu atención es continua y enfocada.

Alerta
Incluso si te encuentras recostado, deja que tu postura refleje un sentido de alerta, no tan sólo cayendo en somnolencia. Si te encuentras sentado, ya sea en un cojín o en una silla, eleva tu esternón ligeramente, a la vez que mantienes el vientre suave y relajado. De este modo, respirarás de manera natural hacia el abdomen primero, y luego cuando la respiración se vuelva más profunda puede que sientas a tu diagrama y pecho expandiéndose a su vez. Siéntate en atención, sin encorvarte hacia adelante o inclinarte hacia un lado. Esta postura física también refuerza esta misma calidad de alerta mental.

Recolección de la respiración
Mantener una atención enfocada es vital para prácticamente todo lo que hacemos a lo largo del día, incluyendo trabajar, conducir, relacionarse con otros, disfrutar tiempos de recreación y entretenimiento, e involucrarse en alguna práctica espiritual. Por lo tanto, el tema para esta sesión es aprender a enfocar la atención. Cualquiera que sea tu nivel normal de atención (ya sea que usualmente te encuentres disperso o sereno) la calidad de tu atención puede ser mejorada, y esto trae consigo beneficios extraordinarios. En esta práctica, pasamos de un modo de conciencia compulsivamente conceptual y fragmentada a uno de simplicidad más profunda, trasladándonos hacia un rol de testigo u observador. Además de afinar la atención, esta meditación mejorará tu salud,  refinará tu sistema nervioso, te permitirá dormir mejor y aumentará tu balance emocional. Este es un modo diferente de utilizar nuestras mentes, y que mejora con la práctica. El método específico que seguiremos es el cultivo de la recolección de la respiración.

Por hábito, los pensamientos están destinados a entrometerse. Cuando lleguen, sólo libéralos mientras exhalas, sin identificarte con ellos, sin responder emocionalmente a ellos. Observa a los pensamientos surgir, pasar frente a ti, y luego desvanecerse. Entonces descansa tu atención en un sentido de reposo, no embotado ni perezoso, pero cómodo. Por el momento, si todo lo que puedes lograr en una ghatika, o veinticuatro minutos, es traer un sentido de relajación mental, está perfecto. Mantén tu atención justo donde notes las sensaciones de la inhalación y la exhalación.

Mantén recolección de tu respiración tan continuamente como puedas. El término recolección en este contexto se refiere a la facultad de enfocarse continuamente en un objeto elegido y familiar sin distracción. En Tibetano y Sánscrito, la palabra traducida como recolección también significa recordar. Entonces el cultivo de la recolección significa mantener un flujo ininterrumpido de recordar, recordar, recordar. No involucra ningún comentario interior. Simplemente estás recordando el atender al flujo de sensaciones táctiles de la inhalación y la exhalación. La clase de conciencia que estás cultivando aquí es un tipo de atención desnuda, un simple atestiguar, sin análisis mental ni elaboración conceptual. Además de sostener la recolección, es crucial aplicar la introspección intermitentemente a lo largo de la sesión. Esto no significa pensar sobre ti. En cambio, es el monitoreo interno de tu estado mental. Por medio de la introspección, mirando en el interior, puedes determinar si tu atención se ha retirado de la respiración y deambulado a sonidos, otras sensaciones en tu cuerpo, o pensamientos vagantes, recuerdos, o anticipaciones sobre el futuro. La introspección implica control de calidad, monitorear los procesos de tanto la mente como el cuerpo. De vez en vez, observa si se ha acumulado algo de tensión alrededor de tus ojos o tu frente. De ser así, libérala. Deja que tu cara se suavice y relaje. Después dedica unos minutos a observar si puedes dividir tu atención mientras permaneces relajado. Mantente atento de tu respiración, pero también sé consciente de cómo está operando tu mente.

Permíteme enfatizar que ésta no es una técnica de concentración en el sentido occidental. No estamos ejerciendo presión con un esfuerzo enfocado y tenso. Es esencial mantener un sentido de relajación tanto mental como físico, y de ahí partir a gradualmente aumentar la estabilidad y después la viveza de la atención. Esto implica una clase espaciosa de conciencia, y dentro de esa espaciosidad, un sentido de apertura y tranquilidad; la atención plena llega a descansar en la respiración, como una mano tendida gentilmente sobre la cabeza de un niño. A medida que la viveza de la atención se incrementa, notarás sensaciones incluso entre respiraciones. Conforme la turbulencia de la mente disminuye, encontrarás que puedes simplemente atender a las sensaciones táctiles del aliento, en vez de tus pensamientos sobre él.

Ahora presentaré una técnica que puede que encuentres útil en alguna ocasión, un simple mecanismo de conteo que, hecho con precisión, puede brindar mayor estabilidad y continuidad a tu atención. Una vez más, con un sentido lujoso de calma y dándole un descanso a tu mente sobrecargada y sobreexcitada, coloca tu atención en las sensaciones táctiles de la respiración. Después de exhalar, justo cuando la siguiente inhalación comienza, cuenta mentalmente “uno”. Manteniendo una postura erguida, con el pecho elevado para que el aliento entre de vuelta sin esfuerzo, inhala y sigue las sensaciones táctiles de tu respiración, dejando que tu mente conceptual descanse. Ahora experimenta el maravilloso sentido de frescura mientras el aliento es liberado completamente, hasta llegar al siguiente momento de cambio. Cultiva una “mente de teflón”, una mente a la que nada se le pega, que no se aferra a los pensamientos sobre el presente, pasado o futuro. De esta manera, cuenta del uno al diez. Puedes después volver a contar hasta diez, o continuar contando desde el diez hasta números mayores. Ésta es una práctica de simplificar en vez de suprimir a la mente discursiva. Estás reduciendo la actividad mental a sólo contar, tomando unas vacaciones de los pensamientos compulsivos a lo largo del ciclo entero de la respiración. Practica por varios minutos antes de finalizar la sesión.

Al finalizar cualquier esfuerzo digno de una manera significativa, los budistas dedican el mérito. Algo se ha formado en nuestros corazones y mentes por aplicarnos a esta sana actividad. Después de completar una sesión de meditación, puede que quieras morar por un minuto a dedicar el mérito de tu práctica, para que desemboque en la realización de lo que sea que encuentres más significativo para ti y para los demás. Con intención y atención, esa bondad puede ser dirigida a donde queramos. 

Sufrimiento (sacrificio)

L-187.6. Nunca olvides que sólo te das a ti mismo. El que entiende el significado de dar, no puede por menos que reírse de la idea del sacrificio. Tampoco puede dejar de reconocer las múltiples formas en que se puede manifestar el sacrificio. Se ríe asimismo del dolor y de la pérdida, de la enfermedad y de la aflicción, de la pobreza, del hambre y de la muerte. Reconoce que el sacrificio sigue siendo la única idea que yace tras todo esto, y con su dulce risa todo ello sana.

L-187.7. Una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece. Niégate a aceptar el sufrimiento, y eliminarás el pensamiento de sufrimiento. Cuando eliges ver todo sufrimiento como lo que es, tu bendición desciende sobre todo aquel que sufre. El pensamiento de sacrificio da lugar a todas las formas que el sufrimiento aparenta adoptar. Mas el sacrificio es una idea tan demente que la cordura la descarta de inmediato.

 Los maestros de Dios no sienten ningún pesar al renunciar a los placeres del mundo.  
M-13.4

¿Cómo podría ser un sacrificio renunciar al dolor? ¿Lamentan acaso los adultos abandonar los juguetes que tenían de niños? Y el que ha vislumbrado la faz de Cristo, ¿podría sentir nostalgia por lo que ocurre en un matadero? Nadie que se haya escapado del mundo y de todos sus males lo contempla con condenación. No obstante, no puede sino alegrarse de estar libre del sacrificio que todas las cosas que el mundo valora le habrían exigido. Por ellas sacrificaba su paz. Por ellas sacrificaba su libertad. Y, para poseerlas, hubiera tenido que sacrificar su esperanza de alcanzar el Cielo y el recuerdo del Amor de su Padre. ¿Quién, en su sano juicio, escogería lo que no es nada como sustituto de lo que lo es todo?


M-13.5. ¿Qué es realmente el sacrificio? Es el precio que se paga por creer en las ilusiones. Es el precio que hay que pagar por negar la verdad. No hay placer en el mundo que no exija esto, pues, de otra manera, se vería que el placer es dolor, y nadie pediría dolor si reconociese que eso es lo que está pidiendo. La idea de sacrificio es la que lo ciega. No se da cuenta de lo que está pidiendo, y, por lo tanto, lo busca de mil maneras y en mil lugares distintos creyendo en cada ocasión que está allí, pero siempre acaba desilusionado. "Busca, pero no halles" sigue siendo el decreto implacable de este mundo, y nadie que persiga los objetivos del mundo puede eludirlo.


M-13.6. Tal vez pienses que este curso requiere que sacrifiques todo aquello que tienes en gran estima. En cierto sentido eso es cierto, pues tienes en gran estima en cosas que crucifican al Hijo de Dios, y el objetivo de este curso es liberarlo.

Oración de las Cincuenta

[Lecciones 1 - 9] Absolutamente nada de lo veo...significa nada. Le he dado todo el significado que tiene para mi todo lo que veo. Quiero reconocer que no entiendo nada de lo que veo. Debe ser que mis pensamientos no significan nada lo cual conlleva a nunca estar disgustado por la razón que yo creo. Experimento toda clase de molestias y disgustos porque veo algo que no esta ahí. En realidad solo veo el pasado, porque mi mente esta absorbida con pensamientos del pasado y no veo nada tal como es ahora.


[Lecciones 10 - 19] Tiene que ser entonces que mis pensamientos no significan nada por lo tanto me muestran un mundo sin significado. Estoy disgustado nuevamente porque veo un mundo sin significado. Un mundo sin significado engendra temor y Dios no creo un mundo sin significado. Por lo tanto mis pensamientos son imágenes que yo mismo fabrique. Todo pensamiento crea forma en algún nivel, así que no puedo tener pensamientos neutros o ver cosas neutras. Seguramente no soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver y de pensar.


[Lecciones 20 - 33] Decide ver... Decide ver las cosas de otra manera. Lo que has fabricado es una forma de venganza. Pero ten plena fé de que puedes literalmente escapar de las causas del mundo renunciando a los pensamientos de ataque y venganza. Primero entiende que no percibes lo que mas te conviene y no sabes cuál es el proposito de nada, tus pensamientos de ataque atacan tu perfecta invulnerabilidad. Decide cada dia ver por encima y por encima de todo quieres ver las cosas de otra manera. Dios Padre esta en todo lo que ves porque el esta en tu mente y no puedes ser victima del mundo que tu mismo has inventado. Hay otra manera de ver el mundo.

[Lecciones 34 - 39] Comienza por reconocer que cuando no estas en paz, podras sentir paz tomando mi mano. En lugar de tu depresión, ansiedad, preocupación, o cualquier "problema" que creas tener.  Recuerda, tu mente es parte de la de Dios. Eres muy santo. Tu santidad envuelve todo lo que ves, tu santidad bendice al mundo y a los seres que habitan en él. No hay nada que tu santidad no pueda hacer, porque el poder de Dios reside en tu santidad que es tu Salvación. Por ello eres bendito.



[Lecciones 40 - 50]

No hay nada que temer.
porque...
Soy bendito por ser un Hijo de Dios.
y
Dios va conmigo donde quiera que yo voy.
al ser...
Dios mi fortaleza. La visión es Su regalo.

No hay nada que temer.
porque...
Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.
al ser...
Dios la luz en que veo.
y
La Mente con la que pienso.

No hay nada que temer.
porque...
Dios es el Amor en el que perdono, 
Dios es el Amor en que me perdono a mi mismo.
Dios es el Amor en el que me alzo bendecido.
No puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios.
Ya he sido perdonado.
El miedo no tiene cabida en una mente que Dios ama.
No tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado.

No hay nada que temer.
Dios es la fortaleza en la que confío.
cuando
La Voz Dios me habla durante todo el dia.
No hay nada que temer.
y asi sera por siempre...
El Amor de Dios es mi sustento.

AMEN 

No Coexisten (mente y cuerpo)

La verdad es la ausencia de ilusiones, las ilusiones, la ausencia de la verdad. Ambas no pueden coexistir ni percibirse en el mismo lugar.

T19.I.5

El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser dividirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente.

Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir.

No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real.

L96.3

Metafísica y Devoción

La Metafísica y Devoción de Un Curso en Milagros:
Como se sustentan la una a la otra?

La palabra "meta" significa, mas allá. Metafísica quiere decir mas allá de lo que se puede ver.


El uso de la palabra metafísica tiene muchas conotaciónes a lo largo de la historia. Comenzando por las escuelas de misterios, la metafísica de Aristóteles hasta llegar a la metafísica contemporanea. Se podria decir que casi todo devenir humano sustenta un "algo" que esta mas allá de lo que podemos ver a simple vista. Para los propósitos de este articulo la metafísica de la espiritualidad no-dualista es la que deseo explorar y en particular la de Un Curso en Milagros.

Las bases metafísicas del Curso hacen que este sea lo que este es, un sistema metafísico NO DUALISTA. Sin esta base no podria ser lo que es y su medúla que es el perdón o el pasar por alto la creencia de que es posible separarse de Dios.

Primer Principio:



Nada real puede ser amenazado. 
Nada irreal existe. 
En esto radica la paz de Dios. 



Porque nada real puede ser amenazado? Porque el Curso establece que la única realidad que existe es Dios. Jesús habla aquí sobre el primer principio metafísico que sustenta la totalidad del sistema de pensamiento que hace posible el verdadero perdón. Sin este principio el cual establece la irrealidad del mundo dualista en el que creemos estar, perdonar no seria posible, ya que no se puede en verdad perdonar o des-hacer aquello que hemos hecho real y absoluto, sin una ilusion de correcto pensar. 

Así que nada irreal existe y la nada irreal es todos los eventos, objetos y pensamientos a que aparecen en nuestra experiencia como algo externo...


Es posible por medio de la meditación profunda experimentar este principio metafísico. Una vez que afloran nuestros primeros atisbos a nivel de experiencia y observamos de manera consciente la mecanica del pensamiento y la dinamica de proyeción, podemos comprobar, aunque sea solo de manera individual, y empirica, la fuente de nuestro mundo visual son los pensamientos. Esta experiencia dejará en claro la dinamica de pensamiento y proyeción de la cual el libro de ejercicios dedica las primeras 19 lecciónes las cuales tambien se pueden demoninar lecciónes en causa y efecto.

¿Quien es el "tú"?

No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que corregir la percepción es simplemente un expediente temporal. Dicha corrección es necesaria únicamente porque la percepción falsa es un obstáculo para el conocimiento, mientras que la percepción fidedigna es un trampolín hacia él.

El valor de la percepción correcta reside en la conclusión inevitable de que toda percepción es innecesaria. 
Esto elimina el obstáculo por completo.  

Te preguntarás cómo puede ser posible esto mientras parezca que vives en este mundo. Esa es una pregunta razonable. No obstante, tienes que asegurarte de que realmente la entiendes.

¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?

El Espíritu es inmortal, y la inmortalidad es un estado permanente. El Espíritu es tan verdadero ahora como siempre lo fue y lo será siempre, ya que no entraña cambios de ninguna clase.

[El Espíritu] no es un continuo, ni se puede entender tampoco comparándolo con un opuesto. El conocimiento nunca admite comparaciones. En eso estriba su diferencia principal con respecto a cualquier otra cosa que la mente pueda comprender.

T-4.II.11

Considera, entonces, los plateados milagros y los dorados sueños de felicidad como los únicos tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, quienes confundieron el brillo de una piedrecilla con oro y almacenaron un puñado de nieve reluciente creyendo que era plata. Sin embargo, a este lado de la puerta abierta no tienen nada.

¿Qué es el mundo, sino una diminuta brecha que parece desgarrar la eternidad y fragmentarla en días, meses y años?

¿Y qué sois vosotros que vivís en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, donde cada uno de los fragmentos está oculto dentro de un trocito de barro separado e inseguro?

T-28.III.7

¿Que es la inmutabilidad?

Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. 

T-1.V.5

¿Inventé un Ego?

Todo el mundo, inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad.

También inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es igualmente variable. Su interacción es un proceso que los altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. Es importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física. Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física.

No puede haber mejor ejemplo que éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.

T-4.II.2.