Obrador de Milagros

La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo.

obrador de milagros
T-2.V.5.1:
La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. Una vez que hayas aceptado esto, tu mente podrá solamente sanar. 


separación
IV. La unión mayor

T-28.IV.1. 
Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. De este modo, no tienen ningún efecto. Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. A menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. Y te convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad. Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño de maldad que compartas. Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.

T-13.X.5. 
"...Un minuto, o incluso menos, será suficiente para que te liberes del pasado y le entregues tu mente a la Expiación en paz. Cuando les puedas dar la bienvenida a todos, tal como quisieras que tu Padre te la diese a ti, dejarás de ver culpabilidad en ti mismo. Pues habrás aceptado la Expiación, la cual seguía refulgiendo en tu interior mientras soñabas con la culpabilidad, si bien no la veías porque no buscabas dentro de ti.

T-13.X.6. 
Mientras de algún modo creas que está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya hecho, no buscarás dentro de ti, donde siempre encontrarías la Expiación"...El propósito del Espíritu Santo no es desvanecer la realidad. Si la culpabilidad fuese real, la Expiación no existiría. El propósito de la Expiación es desvanecer las ilusiones, no considerarlas reales y luego perdonarlas..."

T-13.X.8. Ahora se te concede poder sanar y enseñar, para dar lugar a lo que algún día será ahora, pero que de momento aún no lo es. El Hijo de Dios cree estar perdido en la culpabilidad, solo en un mundo tenebroso donde el dolor le acosa por todas partes desde el exterior. Cuando haya mirado en su interior y haya visto la radiante luz que allí se encuentra, recordará cuánto lo ama su Padre. Y le parecerá increíble que jamás hubiese podido pensar que su Padre no le amaba y que lo condenaba. "...En el momento en que te des cuenta de que la culpabilidad es una locura totalmente injustificada y sin ninguna razón de ser, no tendrás miedo de contemplar la Expiación y de aceptarla totalmente.


T-13.I.6. "...Cuando hayas aceptado la Expiación, te darás cuenta de que no hay culpabilidad alguna en el Hijo de Dios..." Y sólo cuando veas su inocencia podrás entender su unicidad. 

T14.I.1. "...Puedes aprender a bendecir; pero no puedes dar lo que no tienes. Por lo tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber llegado a ti. Y tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo contrario, ¿cómo podrías darla? ...Por eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres bendito. Si perdonas completamente es porque has abandonado la culpabilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que eres inocente.

T-8.III.6. "... Una vez que hayas elegido aceptar la Expiación para ti mismo entenderás por qué razón, cuando antes te encontrabas con otra persona, creías que era otra persona. Y cada encuentro santo en el que te entregues completamente te enseñará que eso no es así..."



MANUAL DE MAESTRO

obrador de milagros
M7.3. 
En esto es en lo que el Maestro de Dios tiene que confiar. Esto es lo que realmente significa la afirmación de que la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. El Maestro de Dios es un obrador de milagros porque da los regalos que ha recibido. Pero primero tiene que aceptarlos. Eso es lo único que tiene que hacer, ya que no hay nada más que él pueda hacer. Al aceptar la curación puede darla. Si pone esto en duda, que recuerde Quien dio el regalo y Quien lo recibió. Así se aclara su duda. Pensó que Dios le podía quitar los regalos que le había dado. Eso fue un error, pero es un error que no vale la pena conservar. Y por lo tanto, lo único que el Maestro de Dios puede hacer es reconocerlo como tal y permitir que sea corregido.

resurrección
M18.4. 
Para que el Maestro de Dios pueda curar, es esencial, pues, que permita que sus propios errores le sean corregidos. Si siente la más leve irritación al responder a otro, que se dé cuenta de inmediato de que ha hecho una interpretación falsa. Que se dirija entonces a su Eterno Guía interno y deje que sea El Quien juzgue cual debe ser su respuesta. De este modo, el Maestro de Dios se cura y en su curación su alumno se cura con él. "...La única responsabilidad del Maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo..."...La Expiación es sencillamente la corrección o anulación de los errores. Cuando se haya alcanzado, el Maestro de Dios se habrá convertido, por definición, en un obrador de milagros...""...Sus pecados le habrán sido perdonados, y el ya no se condenara a si mismo. Cómo podría entonces condenar a otros? ¿Y habría alguien al que su perdón no pudiese curar?..."

perdón
i. El Descorrimiento del Velo

T-19.IV.D.8. 
No olvides que tú y tu hermano habéis llegado hasta aquí juntos. Y ciertamente no fue el ego el que os guio. Ningún obstáculo a la paz se puede superar con su ayuda. “…El ego no revela sus secretos, ni te pide que los examines y los transciendas. No quiere que veas su debilidad, ni que te des cuenta de que no tiene poder alguno para mantenerte alejado de la verdad…” El Guía que os condujo hasta aquí aún está con vosotros, y cuando alcéis la mirada estaréis listos para mirar cara a cara al terror sin temor alguno. Pero primero, alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia nacida del completo perdón de sus ilusiones, y a través de los ojos de la fe que no las ve.

T-19.IV.D.9. 
Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar terror, a menos que haya aceptado la Expiación y haya aprendido que las ilusiones no son reales. Nadie puede enfrentarse a este obstáculo solo, pues no habría podido llegar a este punto si su hermano no le hubiese acompañado. “…Y nadie se atrevería a enfrentarse a dicho temor sin haber perdonado a su hermano de todo corazón…” Quédate ahí un rato, pero sin temblar. Ya estás listo. Unámonos en un instante santo, aquí, en este lugar al que el propósito que se te señaló en un instante santo te ha conducido. Y unámonos con la fe de que Aquel que nos condujo a todos juntos hasta aquí también te ofrecerá la inocencia que necesitas, y de que la aceptarás por mi amor y por el Suyo.

T-19.IV.D.10. 
No es posible tampoco enfrentarse a esto demasiado pronto. Éste es el lugar al que todo el mundo tiene que llegar cuando esté listo. Una vez que ha encontrado a su hermano está listo. Sin embargo, llegar simplemente hasta ahí no es suficiente. “…Pues una jornada desprovista de propósito sigue siendo algo absurdo, e incluso cuando ha concluido no parece haber tenido sentido. ¿Cómo podrías saber que ha finalizado a menos que te dieses cuenta de que su propósito se ha consumado? Ahí, con el final de la jornada ante ti, es cuando ves su propósito. Y es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo…”

T-19.IV.D.11. 
Hacerle frente al temor a Dios requiere cierta preparación. Sólo los cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. Pues sólo les podría parecer temible si la comparten, y tú la compartes mientras no contemples a tu hermano con perfecta fe, con perfecto amor y con perfecta ternura. "...Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado. Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. Temes a los que no perdonas. Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado..."

T-19.IV.D.12. 
Este hermano que está a tu lado todavía te sigue pareciendo un extraño. No lo conoces, y la interpretación que haces de él es temible. Y lo sigues atacando, para mantener a salvo lo que tú crees ser. Sin embargo, en sus manos está tu salvación. "...Ves su locura, que detestas porque la compartes con él..." Y toda la piedad y el perdón que la curaría dan paso al miedo. Hermano, necesitas perdonar a tu hermano, pues juntos compartiréis la locura o el Cielo. Y juntos alzaréis la mirada con feo no la alzaréis en absoluto.

T-19.IV.D.13. 
A tu lado se encuentra uno que te ofrece el cáliz de la Expiación, pues el Espíritu Santo está en él. ¿Preferirías guardarle rencor por sus pecados o aceptar el regalo que te hace? ¿Es este portador de salvación tu amigo o tu enemigo? Decide cuál de esas dos cosas es, sin olvidar que lo que has de recibir de él dependerá de lo que elijas. Él tiene el poder de perdonar tus pecados, tal como tú tienes el de perdonar los suyos. Ninguno de vosotros puede conferirse ese poder a sí mismo. Vuestro salvador, no obstante, se encuentra al lado de cada uno de vosotros. Deja que él sea lo que es, y no trates de hacer del amor tu enemigo. 

obrador de milagros
T-5.V.7: 
El pensamiento irracional es pensamiento desordenado. Dios Mismo pone orden en tu pensamiento porque tu pensamiento fue creado por Él. Los sentimientos de culpabilidad son siempre señal de que desconoces esto. Muestran asimismo que crees que puedes pensar separado de Dios, y que deseas hacerlo. Todo pensamiento desordenado va acompañado de culpabilidad desde su concepción, y mantiene su continuidad gracias a ella. La culpabilidad es ineludible para aquellos que creen que son ellos los que ordenan sus propios pensamientos, y que, por lo tanto, tienen que obedecer sus dictados. Eso les hace sentirse responsables de sus errores sin darse cuenta de que, al aceptar esta responsabilidad, están reaccionando de manera irresponsable. "...Si la única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo, y te aseguro yo que así es, la responsabilidad, por lo que debe ser expiado no puede entonces recaer sobre ti. Este dilema no puede ser resuelto, excepto aceptando la solución del des-hacimiento" Tú serias responsable de los efectos de tu manera equivocada de pensar si ésta no se pudiera deshacer. El propósito de la Expiación es conservar del pasado únicamente aquello que ha sido purificado: Si aceptas el remedio para el pensamiento desordenado, remedio cuya eficacia es indudable, ¿cómo iban a seguir estando presente sus síntomas?

T-5.V.8. 
"...La continua decisión de permanecer separado es la única razón posible de que siga habiendo sentimientos de culpabilidad..." Hemos dicho esto antes, pero no subrayamos los resultados destructivos de tal decisión. Cualquier decisión de la mente afecta tanto al comportamiento como a la experiencia. Lo que tú deseas, esperas que tenga lugar. Esto no es algo ilusorio. Tu mente ciertamente forja tu futuro, y se lo devolverá a la creación plena en cualquier momento si primero acepta la Expiación. Retornará asimismo a la creación plena en el instante en que haya hecho eso. Al haber renunciado a su pensamiento desordenado, la correcta ordenación del pensamiento se hace evidente.




LIBRO DE EJERCICIOS

[101] La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

L-101.5. "...Acepta la Expiacióncon una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe..."

[139] Aceptaré la Expiación para mi mismo.

L-139.7. Nada de lo que el mundo cree es verdad. Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar lo que son.

"...Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es..."

L-140.4. La Expiación cura absolutamente, y cura toda clase de enfermedad. Pues la mente que entiende que la enfermedad no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las formas que el sueño pueda adoptar. Donde no hay culpabilidad no puede haber enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpabilidad. La Expiación no cura al enfermo, pues eso no es curación. Pero sí elimina la culpabilidad que hacía posible la enfermedad. Y eso es ciertamente curación. Pues ahora la enfermedad ha desaparecido y no queda nada a lo que pueda regresar.

¿Que es el Cristo?
L-pII.6.5 ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es más que el símbolo de que el período de aprendizaje ya ha concluido y de que el objetivo de la Expiación por fin se ha alcanzado? Tratemos, por lo tanto, de encontrar la faz de Cristo y de no buscar nada más. Al contemplar Su gloria, sabremos que no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percepción, ni de tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Ser, el Cristo que Dios creó como Su Hijo.


[297] El perdón es el único regalo que doy.


1. El perdón es el único regalo que doy, ya que es el único regalo que deseo. Y todo lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. Ésta es la sencilla fórmula de la salvación. Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré, para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.


[318] Yo soy el medio para la salvación, así como su fin. 

2. Permíteme hoy, Padre mío, asumir el papel que Tú me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.

EXPIACIÓN (ACEPTAR)

ACADEMIA.UCDM

Un Curso de Milagros: es un sistema de pensamiento espiritual completo para el estudio individual. Consiste de un currículo de tres volúmenes compuesto por un Texto, Libro de Ejercicios, Manual para el Maestro y Suplementos. La totalidad de la obra va encaminada a un entrenamiento mental que enseña que el camino para alcanzar la paz interior o el recuerdo de Dios es a través del des-hacimiento de la culpa por medio del perdón.

GLOSARIO ' PrimeroLoPrimero

¿QUÉ ES QUÉ?

UN CURSO EN MILAGROS (127)frecuentemente el Curso se refiere a sí mismo; su meta no es el amor a Dios, sino el des-hacimiento, a través del perdón, de las interferencias de la culpa y del miedo que impiden nuestra aceptación de Él; su centro de interés, por lo tanto, es el ego y el des-hacimiento de este, más que de Cristo o el espíritu.

MILAGRO (078) – el cambio de idea que modifica nuestra percepción del mundo del ego de pecado, culpa, y miedo al mundo de perdón del Espíritu Santo; invierte la proyección al devolverle a la mente su función causativa, lo cual nos permite escoger de nuevo; trasciende las leyes de este mundo para reflejar las leyes de Dios; se logra al unirnos con el Espíritu Santo o Jesús y es el medio para sanar nuestra propia mente y las mentes de otros. 

*[no debe confundirse con el concepto tradicional de los milagros como cambios en los fenómenos externos.]

PROPÓSITO

UNA PEQUEÑA DOSIS DE BUENA VOLUNTAD (128)esto, junto con el Espíritu Santo, es todo lo que requiere la Expiación nuestro ego parece hacer imposible el deshacerse de la culpa, y por nuestra cuenta sería imposible, pero la buena voluntad de perdonar permita que el Espíritu Santo la deshaga por nosotros, mirar nuestra sin juzgarnos, o mirar nuestra culpa con el Espíritu junto a nosotros.

PROCESO (101)Un Curso de Milagros enfatiza que en el sueño de la separación el perdón ocurre con el tiempo, y es por lo tanto un proceso de crecimiento; nuestro miedo al Amor de Dios es tan grande que nos aferramos a nuestro especialismo como protección, y de ese modo aprendemos suavemente y pacientemente que la culpa y el ataque del ego refuerzan el dolor, mientras que el perdón del Espíritu Santo conduce a la dicha.

PRÁCTICA

PAZ (93)La meta del Curso; la condición para el logro del conocimiento y el regreso a casa; oculta por cuatro obstáculos—nuestra atracción al ataque (culpa), el dolor, la muerte y el miedo a Dios—los cuales se superan al enseñar y aprender el perdón.

DESPERTAR (26) – el Curso habla de la separación como si fuera un sueño del cual necesitamos despertar; la salvación, por lo tanto, consiste en escuchar al Espíritu Santo—la llamada a que despertemos—en nosotros mismos y en nuestros hermanos, de ese modo aceptamos la unidad de los unos con los otros que deshace la separación la cual originó el sueño en el principio.



¿QUIEN ES QUIEN? EN LA NO-DUALIDAD PURA

DIOS (029) – la Primera Persona de la Trinidad, el Creador, la Fuente de todo ser o de toda vida; el Padre, Cuya Paternidad se establece por la existencia de Su Hijo, Cristo; la Primera Causa, Cuyo Hijo es Su Efecto; la esencia de Dios es espíritu, el cual se comparte con toda la creación, cuya unidad es el estado de Cielo.

CIELO (011) – el mundo no-dualista del conocimiento, donde moran Dios y Su Creación en la perfecta unidad de Su Voluntad y espíritu; aunque excluyente del mundo de la percepción, el Cielo puede reflejarse aquí en la relación santa y el mundo real.


CONOCIMIENTO (014) – el Cielo, o el mundo de Dios y de Su creación unificada que existía antes de la separación en el cual no hay diferencias o formas, por lo cual excluye al mundo de la percepción; no debe confundirse con el uso común de “conocimiento” que implica el dualismo de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido; en el Curso refleja la experiencia pura de no-dualidad, en la cual no existe la dicotomía sujeto-objeto.

CREACIÓN (015) – la extensión del ser o espíritu de Dios, la Causa, que resulto en su Hijo, el Efecto; se describe como el primer Advenimiento de Cristo; la función del Hijo en el Cielo es crear, tal como fue la de Dios al crearlo a Él. 

*[La Creación existe únicamente en el nivel del conocimiento, y no es equivalente a la “creación” o “creatividad” tal como se utilizan estos términos en el mundo de la percepción.]

CREACIONES (016) – las extensiones de nuestro espíritu; los efectos de nuestra capacidad creadora, análoga a la creación cuando Dios creó a Su Hijo al extenderse a Sí Mismo; como extensiones de Cristo, nuestras creaciones son parte de la Segunda Persona de la Trinidad; la creación sigue su curso en el Cielo, más allá del tiempo y del espacio, e independiente de la falta de consciencia que de la misma tiene el Hijo en este mundo.

CRISTO (017) – la Segunda Persona de la Trinidad; el único Hijo de Dios o la totalidad de la Filiación, el ser que Dios creo por medio de la extensión de su espíritu, aunque Cristo crea tal como lo hace Su Padre, Él no es el Padre puesto que Dios creo a Cristo, pero Cristo no creo a Dios.

*[Cristo no debe equipararse exclusivamente con Jesús.]

JESÚS (058) – la fuente del Curso, su primera persona o “Yo”; el primero que completo su parte en la Expiación, lo cual lo capacitó para que se hiciera cargo de todo el plan; al trascender su ego, Jesús se ha identificado con Cristo y ahora puede servir como nuestro modelo para aprender y ser la ayuda siempre presente cuando lo invocamos en nuestro de perdonar. 
*[Jesús no debe equipararse exclusivamente con Cristo, la Segunda Persona de la Trinidad.]

ESPÍRITU (035) – la naturaleza de nuestra verdadera realidad la cual, al ser de Dios, es inmutable y eterna; se contrasta con el cuerpo, la encarnación del ego, el cual cambia y muere; el Pensamiento en la Mente de Dios que es el Cristo unificado.

ESPÍRITU SANTO/VOZ POR DIOS/RESPUESTA (036) – la Tercera Persona de la Trinidad Quien se describe metafóricamente en el Curso como la Respuesta de Dios a la separación; el Vínculo de Comunicación (Eslabón) entre Dios y Sus Hijos separados, y que salva la brecha entre la Mente de Cristo y nuestra mente dividida; la memoria de Dios y Su hijo que trajimos con nosotros al sueño; Aquel Que ve nuestras ilusiones (percepción) y nos conduce a través de ellas hacia la verdad (conocimiento); la Voz de Dios que habla por Él y por nuestro Ser real, recordándonos la Identidad que olvidamos; también se conoce como Puente, Consolador, Guía, Mediador (Intercesor), Maestro y Traductor.

HIJO DE DIOS (048)
conocimiento: La Segunda Persona de la Trinidad; el Cristo que es nuestro verdadero Ser. 
percepción: nuestra identidad como Hijos separados, o el Hijo de Dios como ego con una mente errada y correcta; la frase bíblica “hijo del hombre” rara vez se usa para designar al Hijo como separado.

TRINIDAD (126) – la unidad de Sus Niveles no se puede entender en este mundo; consiste de (1) Dios, el Padre y Creador, (2) Su Hijo, Cristo, nuestro verdadero Ser, que incluye a nuestras creaciones y (3) el Espíritu Santo, la Voz por Dios.

REINO DE DIOS, CIELO ver: Cielo (010)



¿QUE ES QUE? DOMINIO DE LA DUALIDAD-ILUSIÓN


EGO (032) – La creencia en la realidad del yo (ser) separado o falso, el cual se hizo como substituto del Ser que Dios creó; el pensamiento de separación que hace que surjan el pecado, la culpa y el miedo, y un sistema de pensamiento basado en el especialismo para protegerse a sí mismo; la parte de la mente que cree estar separada de la Mente de Cristo; esta mente tiene dos partes: mente errada y mente correcta; casi siempre el ego se utiliza para designar la “mente errada” pero puede incluir la parte de la mente dividida que puede aprender a escoger la mente correcta. 

*[No debe equipararse con el “ego” del psicoanálisis, pero se puede equiparar, más o menos, con la psiquis entera, de la cual el “ego” psicoanalítico forma parte.]

Lección del Día

[320] Mi Padre me da todo poder.

1. El Hijo de Dios no tiene límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Yo soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.

2. Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.


10. ¿QUÉ ES EL JUICIO FINAL?

L-pII.10.1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin. Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

L-pII.10.2. El juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. Ahí nació y ahí ha de terminar. Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él. Los cuerpos no tienen ahora ninguna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

L-pII.10.3. Tú que creías que el juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la Corrección que le concedió a todos tus errores. Dicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

L-pII.10.4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte con él. No tengas miedo del amor, pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágrimas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. No tengas miedo de eso. La salvación te pide que le des la bienvenida. Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

L-pII.10.5. Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Despierta, pues, y regresa a Mí. Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo"




[312] Veo todas las cosas como quiero que sean.

1. La percepción se deriva de los juicios. Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar. Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver. Es imposible pasar por alto lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar. ¡Cuán inevitable-mente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu Santo como aquello que desea ver! No puede dejar de contemplar lo que Cristoquiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristolo que contempla.

2. Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido. Padre, esto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto, no puede sino ser mi objetivo también.

[313] Que venga a mí ahora una nueva percepción.

1. Padre, hay una visión que ve todas las cosas sin mancha alguna de pecado, lo cual indica que el miedo ha desaparecido, y que en su lugar se ha invitado al amor. y éste vendrá donde quiera que se le invite. Esta visión es Tu regalo. Los ojos de Cristo contemplan un mundo perdonado. Ante Su vista todos los pecados del mundo quedan perdonados, pues Él no ve pecado alguno en nada de lo que contempla. Permite que Su verdadera percepción venga a mí ahora, para poder despertarme del sueño de pecado y ver mi impecabilidad en mi interior, la cual Tú has conservado completamente inmaculada en el altar a Tu santo Hijo, el Ser con Quien quiero identificarme.

2. Contemplémonos hoy los unos a los otros con los ojos de Cristo. ¡Qué bellos somos! ¡Cuán santos y amorosos! Hermano, ven y únete a mí hoy. Salvamos al mundo cuando nos unimos. Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.

[314] Busco un futuro diferente del pasado.

1. De una nueva percepción del mundo nace un futuro muy diferente del pasado. El futuro se ve ahora simplemente como una extensión del presente. Los errores del pasado no pueden ensombrecerlo, de tal modo que el miedo ha perdido sus ídolos e imágenes, y, al no tener forma, deja de tener efectos. La muerte no podrá reclamar ahora el futuro, pues ahora la vida se ha convertido en su objetivo, y se proveen gustosamente todos los medios necesarios para su logro. ¿Quién podría lamentarse o sufrir cuando el presente ha sido liberado, y su seguridad y paz se extienden hasta un futuro tranquilo y lleno de júbilo?

2. Padre, cometimos errores en el pasado, pero ahora elegimos valernos del presente para ser libres. Ponemos el futuro en Tus Manos, y dejamos atrás nuestros errores pasados, seguros de que Tú cumplirás las promesas que nos haces en el presente, y de que bajo su santa luz dirigirás el futuro.

[315] Todos los regalos que mis hermanos hacen me pertenecen.

1. En cada momento de cada día se me conceden miles de tesoros. Soy bendecido durante todo el día con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa que yo pudiera concebir. Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se regocija. Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente recibe ese regalo y lo acepta como propio. Y todo el que encuentra el camino a Dios se convierte en mi salvador, me señala el camino y me asegura que lo que él ha aprendido sin duda me pertenece a mí también.

2. Gracias, Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, procedentes de cada Hijo de Dios. Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados. Ahora les mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.

[316] Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen.

1. Del mismo modo en que cada uno de los regalos que mis hermanos hacen me pertenece, así también cada regalo que yo hago me pertenece a mí. Cada uno de ellos permite que un error pasado desaparezca sin dejar sombra alguna en la santa mente que mi Padre ama. Su gracia se me concede con cada regalo que cualquier hermano haya recibido desde los orígenes del tiempo, y más allá del tiempo también. Mis arcas están llenas, y los ángeles vigilan sus puertas abiertas para que ni un solo regalo se pierda, y sólo se puedan añadir más. Déjame llegar allí donde se encuentran mis tesoros, y entrar a donde en verdad soy bienvenido y donde estoy en mi casa, rodeado de los regalos que Dios me ha dado.

2. Padre, hoy quiero aceptar Tus regalos. No los reconozco. Mas confío en que Tú que me los diste, me proporcionarás los medios para poder contemplarlos, ver su valor y estimarlos como lo único que deseo.

[317] Sigo el camino que se me ha señalado.

1. Tengo una misión especial que cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. La salvación espera hasta que yo elija asumir ese papel como mi único objetivo. Hasta que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano. Pero cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado, que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mí junto con ellos.

2. Padre, Tu camino es el que elijo seguir hoy. Allí donde me conduce, es adonde elijo ir, y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. Tu camino es seguro y el final está garantizado. Allí me aguarda Tu recuerdo. Y todos mis pesares desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien pensó erróneamente que se había alejado de la segura protección de Tus amorosos Brazos.

[318] Yo soy el medio para la salvación, así como su fin.

1. En mí—el santo Hijo de Dios—se reconcilian todos los aspectos del plan celestial para la salvación del mundo. ¿Qué podría estar en conflicto, cuando todos los aspectos comparten un mismo propósito y una misma meta? ¿Cómo podría haber un solo aspecto que estuviese separado o que tuviese mayor o menor importancia que los demás? Yo soy el medio por el que el Hijo de Dios se salva, porque el propósito de la salvación es encontrar la impecabilidad que Dios ubicó en mí. Fui creado como aquello tras lo cual ando en pos. Soy el objetivo que el mundo anda buscando. Soy el Hijo de Dios, Su único y eterno amor. Yo soy el medio para la salvación, así como su fin.

2. Permíteme hoy, Padre mío, asumir el papel que Tú me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.

[319] Vine a salvar al mundo.

1. He aquí un pensamiento del que se ha eliminado toda traza de arrogancia y en el que sólo queda la verdad. Pues la arrogancia se opone a la verdad. Mas cuando la arrogancia desaparece, la verdad viene inmediatamente y llena el espacio que, al irse el ego, quedó libre de mentiras. Únicamente el ego puede estar limitado y, por consiguiente, no puede sino perseguir fines limitados y restrictivos. El ego piensa que lo que uno gana, la totalidad lo pierde. La Voluntad de Dios, sin embargo, es que yo aprenda que lo que uno gana se le concede a todos.

2. Padre, Tu Voluntad es total. Y la meta que emana de ella comparte su totalidad. ¿Qué otro objetivo podrías haberme encomendado sino la salvación del mundo? ¿Y qué otra cosa sino eso podría ser la Voluntad que mi Ser ha compartido Contigo?

[320] Mi Padre me da todo poder.

1. El Hijo de Dios no tiene límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Yo soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.

2. Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.